Ayudando a mejorar la escucha

Mi colaboración en el Proyecto Encuentro Acoge comienza en año 2016, en una reunión celebrada en la sala del P. Kentenich. Me gustó el proyecto y decidí unirme. 

La pandemia hizo que todo cambiara radicalmente, el grupo por diversas circunstancias salud, estudios, trabajo… se disgregó, pero seguimos muy unidos. 

Conocí a José Luis en Sagrados Corazones, con su íntimo e inseparable amigo Joaquín, llevaba ahí más de 12 años. Joaquín, era como el hermano mayor de José Luis, siempre estaba pendiente de él, se ocupaba de las citas médicas y le acompañaba.

Les cogí mucho cariño a los dos, los veía fuera de los días de ruta y quedamos de vez en cuando en un parque y charlábamos, llegué a quererlos mucho y pasamos momentos muy buenos. 

Lili, que siempre se comprometía mucho, le buscó un trabajo a Joaquín, en un catering, pues Joaquín había sido camarero, pero un día desapareció sin decir nada. 

En este momento es cuando empieza mi compromiso con José Luis, que para mí se había quedado huérfano y me preocupaba

Le dediqué más tiempo, y quedaba con él fuera de las rutas, quería conocerle bien y ver cuáles eran sus necesidades para poder ayudarle.  Al principio era desconfiado, no se entregaba, recelaba, pero de vez en cuando nos volvíamos a encontrar. Seguí quedando con él, le activamos su teléfono antiguo para que estuviéramos en contacto y me avisara si tenía médico o algún problema. 

En nuestros encuentros, siempre le pedía que valorara la opción de ir a un albergue, los meses de invierno, pues no tenía buena salud para dormir en la calle. El pasado año tuvo un problema de próstata, el frío para él no era lo mejor, pero nunca conseguí que lo valorara, no quería ni hablar del tema. 

Un día me dijo que le acompañara al centro de salud para que dejara mi teléfono, así me enviarían a mí las citas médicas. Quería que le acompañara, pues oía muy mal, y no se enteraba de lo que decían. Así empecé a acompañarle

En la última revisión del otorrino le pregunté al doctor si mejoraría su nivel de audición con unos audífonos, me contestó que el oído derecho lo tenía casi perdido, que sería positivo en el izquierdo, pero que preguntara si se los dejarían probar durante un mes. 

Después del médico nos quedamos hablando en una cafetería, le dije que después de las navidades me encargaría de los audífonos y se quedó contento. Por fin el 17 de enero, teníamos una cita, para hacerle una prueba en la óptica, para determinar qué tipo de audífonos le aconsejaban. 

El 12 de enero, le envié un WhatsApp, con la dirección y hora de la cita en la óptica, lo vio y me contestó deseándome buenas noches y me envió una foto de una estampa antigua, diciéndome que la quiere vender. No entendí lo que me quería decir, no hacía referencia a la cita. 

Después de intercambiar varios WhatsApp en el fin de semana, el domingo 16 le llamé pero no me cogió el teléfono. Pensé que no tenía batería. 

El lunes 17, fui a la óptica a la hora de la cita, convencida de que iría, pero no apareció, me sorprendió, pero como ya me lo había hecho alguna vez, no le di demasiada importancia, aunque me disgustó. 

El martes 18, día de ruta, se lo comenté a María y Christopher, cuando íbamos hacia Sagrados Corazones, se sorprendieron pues sabían la ilusión que tenía con los audífonos. Cuando subíamos por la escalera y al no verle me quedé paralizada, pensaba que le habría ocurrido algo grave, no había ni rastro de sus pertenencias. 

Entré en la iglesia, la misa estaba a punto de acabar, esperé al párroco y cuando le pregunté por él me preguntó; ¿Usted es la señora que le estaba ayudando con los médicos y los audífonos?, le contesté que sí y me dijo de que José Luís estaba encantado de que iba a poder oír

El párroco, me describió lo que pasó el lunes, a las ocho de la mañana al abrir la iglesia; estaba sentado comiendo un bollo y a los diez minutos, ya no estaba ni él ni sus pertenencias, se lo comenté al sacristán y se sorprendió, pues le había visto cuando llegó. Nos quedamos muy preocupados, no le había dicho nada a nadie, ni a sus compañeros, ni tampoco a Pili, la dueña del quiosco de las flores. 

A día de hoy, sigue sin tener señal en el móvil, no logro entenderlo, solo le pido a Dios, que lo cuide y que esté bien. 

Gracias a todos por compartir las alegrías y preocupaciones, de estas personas, que llegan a ser parte de nuestras vidas y por todo lo que me habéis enseñado y aportado, siempre muy positivo y con mucho cariño. 

Firmado: Turis

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Testimonios de Proyecto Encuentro Acoge

Os dejamos algunos testimonios de personas que colaboran con Proyecto Encuentro Acoge:

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A lo largo del mes me acuerdo en muchas ocasiones de las personas que he conocido en las calles. Cuando llueve, cuando compramos algo que no necesitamos, cuando mis hijas me dicen que tienen hambre por merendar un poquito más tarde.

Qué se debe sentir cuando pierdes tu casa por no poder pagar la hipoteca y te ves en la calle…

El Proyecto Encuentro ha cambiado mi vida. Cada vez que salgo a la calle me despiertan más respeto y pienso que ellos sí que lo tienen difícil  …. No podemos mirar hacia otro lado. Tenemos que mirarles a los ojos, con mucho respeto.

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El Proyecto Encuentro ha sido para mi respuesta a un anhelo que tenía en el corazón desde hace tiempo. Muchos viernes cuesta salir de uno mismo para recorrer las calles de Madrid en busca de los que están viviendo en la calle, pero en cuanto te pones a hablar con personas como Santiago o Krystoph uno se da cuenta de que merece la pena. 

Si me paro a pensar en qué me ha sorprendido mas del Proyecto es en la respuesta de los que están a mi alrededor. 

Por ejemplo, para la campaña de navidad decidimos hacer algo especial, en vez de llevar los “picnics” típicos llevamos mochilas equipadas con ropa de abrigo, comida y dulces navideños. Yo pedí ayuda a amigos y familiares para conseguir el mayor número de mochilas posibles, sin darme cuenta, mi casa se llenó de mochilas. Llegué a contabilizar 30 mochilas, fue realmente increíble ver que la sociedad si que se implica en los problemas de los otros, tan sólo se necesitan pequeños empujones. 

Animo a todo el que quiera a venir algún viernes o aun mejor a salir al encuentro de todas las personas que viven en la calle en su propio barrio.

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El Proyecto Encuentro ha sido para mi un cambio en mi estilo de vida, aprendiendo a apreciar lo que tengo y a vivir con lo que realmente necesito. 

Ha sido un aprender a salir de mi para entender al otro, la sociedad y mi país. 

He aprendido a entender que la impotencia de no poder hacer nada se puede vencer empezando a hacer algo tan mínimo como escuchar, regalar mi tiempo, estar disponible… 

Ojala contagiemos a muchos más para poder llegar a más calles y quién sabe acabar con estas situaciones… 

¡Que aquellos que siempre fueron invisibles para todos empiecen a ser visibles! 

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Para mi el proyecto encuentro esta suponiendo una vivencia muy profunda.

Ya desde antes de partir los viernes, es un auténtico regalo contar con toda la familia preparando los sandwiches junto a los peques de 3 y 4 años, que sin saber muy bien lo que hacemos, van siendo conscientes desde su más tierna infancia del valor de COMPARTIR la comida con aquellos que viven en las calles y NO tienen comida.
También el encuentro de todos en el Santuario pidiendo a nuestra Madre su bendición y que Ella sea nuestra Reina en el encuentro con las personas más pobres, es todo un estímulo y una fuerza impresionante; que nos hace que, aunque llueva, haga frío o estemos cansados, salgamos con el corazón henchido de amor y fuerza por la misión.
Cada día que nos encontramos con nuestros «amigos» de cada mes, vamos reconociendo en sus caras la alegría del que ya te conoce, ya tiene un nombre…. Y hasta un gran hueco en tu corazón.

Del frío pasamos al «calor» en nuestra alma. Y puedo decir con toda sinceridad que para mi: Amparo, José Luis, Agustín…. han pasado a ser mis » héroes»; esas personas a las que admiras porque yo no me sentiría capaz de poder vivir así y encima con esas sonrisas.

Y ellos son los más pobres, los más pequeños… O quizás los más grandes, porque no necesitan Nada para vivir, y SI nos necesitan a todos.

¡Os agradecemos de corazón vuestras palabras!

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