Segundo capítulo: ¡Que Dios te bendiga, Jordi!

En el anterior capítulo te contaba cómo conocí a Jordi de Proyecto Encuentro Acoge Palma y ahora te contaré un poco más sobre su historia. Como te podrás imaginar, la vida en la calle no es muy agradable. Y si a esta situación le sumas la diabetes y el alcoholismo, se vuelve todavía más complicada. Lo único que te puedo adelantar es que este artículo tiene un final feliz. Lo siento por el spoiler, pero es que había empezado demasiado trágico y quería suavizar un poco el inicio.

A principios de año me cambiaron de ruta, por lo que dejé de ver a Jordi durante un tiempo. No obstante, estaba informado de todo gracias a mis compañeros de la asociación. Flor, una de las voluntarias, consiguió una entrevista a Jordi para entrar en Proyecto Hombre y en Betel. Pero en aquel entonces, él no se encontraba en condiciones para ingresar en este tipo de centros.

Durante la primavera de 2021, Jordi pasaba las noches con su amigo Miguel Ángel, bebiendo y escuchando partidos de fútbol en un coche abandonado, donde también dormían. A veces se juntaban con Víctor, Adrián, Montse y otras personas que pasaban por una situación similar. Y aunque muchas veces no se encontraban preparados para recibir visitas, todos los martes eran visitados por algunos de nosotros: Álvaro, Flor, Gumer, Loly, Isabel, Miriam, Fátima, Narda, Marga, Margarita, Hernan, Anna, Pilar, Xisca, Christine, Paula (1) y Paula (2). Alguna vez me tocó cubrir su ruta y, la verdad, me daba mucha lástima verlos así de ebrios. En la mayoría de las ocasiones no se podía mantener una conversación con ellos. 

Llegó el verano y me volvió a tocar la ruta de Jordi. Esta vez Paula (2) me acompañaba. Nos costó encontrarle, ya que ahora estaba ubicado en otro coche. Me alegré al verlo sobrio, hacía tiempo que no le veía así de bien. Estuvimos charlando un rato. «¿Te acuerdas cuando fuimos con Miguel a misa?» le pregunté con curiosidad. «Claro y me gustaría ir de nuevo», respondió con ilusión. Entonces le propuse ir ese mismo domingo. «Que Dios os bendiga», se despedía agradecido de nosotros. 

Aquel domingo llegué con mi compañera Loly a buscar a Jordi para acompañarlo a la iglesia más cercana, La Resurrección. Lamentablemente, aquella mañana no se había levantado muy católico, de hecho te recuerdo que es evangelista, jeje. Bromas aparte, no le apetecía mucho venir. Pero a los pocos minutos llegó Miguel Ángel y desde el otro lado vino Víctor acompañado de Monste. Al final Loly los animó para ir a misa. Lo pasamos muy bien y al terminar fuimos a tomar unos refrescos. Todos quisieron repetir la experiencia para el siguiente domingo y así lo hicimos.

Jordi y sus amigos en la iglesia de La Resurrección

Parece que nuestras visitas a la iglesia despertaron algo en el interior de Jordi. A principios de otoño, nos preguntó si podíamos conseguir una Biblia evangélica para él. De todas las personas sin hogar que he conocido en Proyecto Encuentro Acoge Palma, Jordi es con quién más he podido hablar sobre estos temas religiosos. Sin duda, su Fe le ha ayudado a seguir adelante en muchas ocasiones difíciles.

Hablando se situaciones tristes, en octubre falleció Adrían en las puertas del Centro de Salud de Camp Redó, lugar donde dormía junto con Víctor y Eleonor. Muy cerca, Miguel Ángel y Jordi dormían en el coche abandonado. Un año más y con la llegada del invierno, empezaban a fallecer personas en situación de calle. Además, durante estos meses Jordi estuvo hospitalizado en Son Espases varias veces. Todo esto le hizo reflexionar y decidió ingresar en Proyecto Hombre, junto con su amigo Víctor, que también había pasado por el hospital varias veces.

En primavera ambos terminaron el programa de desintoxicación. Víctor salió rehabilitado pero Jordi no del todo; siguió bebiendo, pero no tanto como lo hacía antes. En la zona había nuevas personas en situación de calle: Lukas y otro Víctor. Ahora eran los nuevos amigos de Miguel Ángel, quien se había quedado solo durante estos meses de invierno. Los tres se fueron a vivir fuera de Palma. Entonces Jordi se quedó solo en un banco al lado del Centro de Salud de Camp Redó. 

En el barrio era muy querido, muchos vecinos le saludaban cuando pasaban por al lado y, como siempre, él se despedía con un «Que Dios le bendiga». Además, por un lado, su amigo Víctor lo visitaba todos los días y a veces le ayudaba a bañarse. Por otro lado, nosotros le seguíamos visitando todos los martes. Aunque estábamos un poco preocupados, ya que cada vez estaba más delgado. Un día de agosto, fui a visitarlo con Flor y nos contó que sufría cáncer de páncreas. Tuvimos una conversación muy profunda, incluso rezamos juntos.   

Jordi y un servidor en agosto de 2022

Aquella noche, Jordi nos contó que hace muchos años estuvo en el centro REMAR del País Vasco y le gustaría volver. «Creo que es el momento de darle la mano y no soltarle«, comentó Flor al resto de voluntarios. Así que nos pusimos manos a la obra y conseguimos una entrevista con Agustín, responsable del centro de Palma. Al día siguiente ya nos habían comunicado que había una plaza para él en Euskadi. Durante las siguientes semanas le ayudamos a gestionar los trámites necesarios: compramos el billete de avión, pedimos el historial clínico, conseguimos algo de ropa limpia, le dimos un móvil y le acompañamos a hacerse el DNI. 

Finalmente llegó el día esperado, el viernes 2 de septiembre (Santa Raquel). Jordi estaba muy ilusionado y se despedía de cada vecino que pasaba por su banco. Gumer le acompañó al aeropuerto de Palma y el equipo de REMAR lo fue a buscar al aeropuerto de Bilbao. Ahora sólo podemos esperar y rezar para que todo le vaya bien. De parte de todo el equipo de Proyecto Encuentro Acoge Palma: «Que Dios te bendiga, Jordi».

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Primer capítulo: ¡Que Dios te bendiga, Juanjo!

Mi primera experiencia con Proyecto Encuentro Acoge fue en Palma el Día de la Inmaculada Concepción, 8 de diciembre de 2020. Una fecha muy especial, ya que la asociación celebraba su día más importante del año, el Día de las Mochilas. Vendría a ser como una jornada de puertas abiertas para dar a conocer el proyecto. Todo empezó en la iglesia de Sant Jaume con una presentación de Fátima y Paula. Seríamos un centenar de personas. Una vez hechas las presentaciones, nos dividimos en grupos y empezamos nuestras rutas por la ciudad.

Fátima y Paula explicando el proyecto en la Iglesia Sant Jaume

A mí me tocó con el grupo que dirigía Paula. Uno de los lugares donde fuimos fue la zona de Ocimax. Allí conocimos a Bryan y Miguel Ángel. Ambos nos acogieron y nos recibieron con una sonrisa y una grata conversación, como todas las personas que visitamos aquella noche. Recuerdo que hacía mucho frío y que me sentía un privilegiado cada vez que entraba en el coche para ir a otro punto de la ruta. Cuando llegué a mi casa, cené con mi familia y me acosté en sábanas limpias. En aquel momento supe que quería repetir la experiencia para no olvidar lo afortunado que soy. 

Visitando a Bryan y Miguel Ángel el Día de las Mochilas de 2020

Aquel fue un invierno frío, duro y triste. Sólo en Palma murieron 5 personas en situación de calle, al menos que conociéramos. Además, la pandemia provocó que muchos voluntarios mayores dejasen de venir. Recuerdo que la noche de Reyes de 2021 me tocó hacer la ruta de Ocimax con Loly, otra voluntaria. Mientras los tres magos recorrían las calles en una cabalgata con restricciones debido a la pandemia, nosotros visitábamos a tres hombres en la calle (casualmente, eran dos blancos y uno negro): Bryan, David y Miguel Ángel. Este último estaba con su larga barba durmiendo en un coche abandonado. Le tocamos la puerta y enseguida se despertó.

«Los echo de menos», lamentaba sobre sus amigos fallecidos durante este invierno. Ya que ninguno de ellos tuvo un funeral, Loly propuso dedicarles una misa y yo me ofrecí para acompañar a Miguel Ángel a la iglesia. Él, que es un hombre de Fe, aceptó con ilusión la propuesta. Así que se lo comentamos al resto de voluntarios y hablamos con D. Mateu, rector de la parroquia de Sant Jaume. A todos les pareció una buena iniciativa, así que nos pusimos manos a la obra. Unos días antes pasé para llevarle algunos productos de higiene y el domingo 17 de enero (San Antonio Abad) fui a recogerle antes de la ceremonía. 

Cuando llegué al lugar, me encontré a Miguel Ángel rodeado de gente. Algunas de estas personas estaban en situación de calle y otras venían de un centro del Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS). Saludé a las que conocía y me presenté a las que no. «Hola Juanjo, soy Jordi y acabo de salir de la cárcel», me dijo uno de ellos. «Hola Jordi, la verdad es que no sé qué se dice en estos casos», pregunté con sinceridad. «Puedes decir: Bienvenido», contestó Jordi con naturalidad. «Pues bienvenido, Jordi», contesté con una sonrisa. 

Jordi y un servidor en agosto de 2022

Una vez realizadas las presentaciones, dije el motivo de mi visita y pregunté si a alguien le apetecía venir a la misa con Miguel Ángel y conmigo. Él único que respondió afirmativamente fue Jordi. Me comentó que aunque él fuese evangelista, no le importaba asistir a una ceremonia católica. Además, Miguel Ángel y él mantenían una buena amistad desde hace años. También hacía tiempo que ambos no iban a la iglesia y por ello les hacía una ilusión especial.

Así que les acompañé a la misa que ofició D. Mateu en Sant Jaume. Allí, en el coro, estaban Paula, Fátima y Marga, quienes homenajearon a los fallecidos con emotivas canciones. Tanto Miguel Ángel como Jordi, quedaron muy satisfechos y agradecidos de haber asistido. «Que Dios te bendiga, Juanjo», se despedía Jordi de mí cuando les dejé de vuelta en el punto donde los recogí. En el siguiente capítulo puedes descubrir cómo continúa la historia de Jordi.

Iglesia de Sant Jaume, el Día de las Mochilas de 2020
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Acompañando a Giorgi “El búlgaro”

Un día de ruta se cruzó en mi camino este muchacho callado y de pocas palabras, llevaba aproximadamente un año en la calle y su deterioro se veía cada vez mayor. Estar sin un techo te lleva a unas condiciones físicas extremas, la falta de buenos alimentos, calzado, ropa y el abandono en la higiene diaria, degrada al ser humano.

Yo le conocía de hacía poco tiempo, pero veía que su comportamiento era muy normal, aunque si es verdad que en algunas ocasiones se juntaba con su amigo Romeo, que era como un protector para él, y se tomaban algo más de lo común y «se ponían contentos».

Pienso que fue Romeo, quien le dio un poquito de cobijo en esos malos momentos, pues le ayudó y era como un hermano mayor para él, por lo menos se guardaba con él, comía con él y fue quien le puso un poco en nuestro camino de la ruta.

Él era un chico tranquilo venía de una vida normal pero tuvo mala suerte. Perdió su empresa, se distanció de su círculo social, se separó de su mujer, dejó de tener contacto con sus hijos… Giorgi es un chico muy joven y la verdad que yo pienso que su mala cabeza le llevó a estar en la calle.

Pero un buen día, así charlando de las muchas veces que le veíamos, le propuse que si no le molestaba yo era capaz de intentar pedir unos días en el trabajo para acompañarle, para hacer la documentación y si se atrevía… yo me comprometía con él para acompañarle o bien en el barco o el avión a Barcelona, Valencia… donde hiciera falta y bueno así empezó nuestra historia.

En cuestión de una semana mi mujer, Flor, que también es una voluntaria del Proyecto Encuentro Acoge Palma y que sale conmigo en la ruta, consiguió la cita del Consulado búlgaro en Barcelona para hacer la documentación, pues Giorgi no tenía ningún tipo de documento que acreditara su persona, se encontraba en una isla, nunca mejor dicho aislado y con pocas posibilidades de poder realizar estos trámites sin ayuda.

Foto: Ross Parmly

Pudimos viajar gracias a Dios a Barcelona. Le acompañé, tal y como le había prometido, aunque la cosa no fue fácil, tanto para embarcarle en el avión sin documentación como para realizar sus trámites. Para mí fue algo con mucho coraje pues todo eran trabas, pero fuimos dando pasos poco a poco, allí en Barcelona contamos con la ayuda de mi amigo Cristobal que puso su coche y su tiempo para nosotros los dos días que estuvimos allí.

Dormimos en Barcelona en un hostal que pagó la asociación y pudimos hacer los PCR todo lo que nos exigían para poder volar, conseguimos su documentación, la verdad que fue muy bonito porque en esos dos días yo conocí a una persona que estaba en la calle, pero conocí su fondo, su corazón, su buena Fe, él quería volver a su casa y quería trabajar, me explicó como la persona se va perdiendo, como la soledad y el abandono te hace mella, pasas de tener familia, trabajo, tu empresa… al no tener nada, a encontrarte en la calle, a delinquir.

Bueno también hay que decir que todo comienza por que él ya se drogaba antes de verse así, y esas situaciones le llevaron al resto, ingresó en prisión y todo lo demás vino solo, es una espiral que parece que nunca acaba, él me lo confesó que si hubiera seguido en la calle la verdad no hubiera durado mucho.

Fueron momentos de conocernos y nunca dejó de dar gracias por la ayuda que le brindamos a nosotros como personas y a la asociación por todo lo que hizo por el, sabía que sin todos nosotros no hubiera podido solo, él me repetía, no hubiera tenido la tranquilidad y el aguante de verse rechazado.

Al final contactamos con su madre y hermana allí en Bulgaria y le dijeron que irían a por él al aeropuerto. Hubo muchas emociones, su mamá no tenía palabras de cómo agradecernos todo lo que hicieron unas personas que no conocían de nada a su hijo y le ayudaron.

Él pudo volar a Sofia y se marchó con 50 euros en su bolsillo y un montón de afecto y cariño por nuestra parte, grabó un vídeo de agradecimiento.

Foto: Ivan Nedelchev

Gracias a Dios él está ahora feliz, está muy gordito, se puedo recuperar de sus heridas tanto a nivel corazón como a nivel físico. Ahora es una persona diferente y para mí y para todas las personas que hemos podido ayudar eso es lo más bonito que nos puede pasar, ánimos a todos los que estáis en este proyecto y no os desaniméis nunca, aunque haya citas que no vayan, aunque intentemos ayudarles y no se dejen, pues lo intentaremos de otro modo, otra ruta, otra semana y animaros a seguir duro y a seguir con el corazón y la voluntad que todos ponemos un abrazo para todos.

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Una exposición que hace visibles a los ‘Invisibles’

Algunos de los voluntarios de Proyecto Encuentro Acoge hemos visitado estos días la exposición ‘Invisibles‘, una selección de imágenes en blanco y negro que se realizaron en el taller fotográfico coordinado por Vicente Galaso, psicólogo, fotógrafo y responsable del proyecto Ca Nostra, una iniciativa que permite a 125 personas vivir en dos espacios residenciales en Palma, gestionados por la Asociación Tardor.

El proyecto, que cuenta también con la colaboración de Sebastià Mascaró, da voz y rostro a varias personas que, por diferentes circunstancias, no disponen de recursos suficientes para acceder a una vivienda digna en Baleares. La Fundación Sa Nostra, en colaboración con CaixaBank, apoya y acoge esta iniciativa.

Casi un centenar de los usuarios, que viven en ambas residencias sociales, han participado en este proyecto fotográfico tanto a nivel visual como a nivel sonoro, ya que la exposición se ve complementada con un audio que recoge testimonios cortos de algunas de estas personas.

Cabe recordar lo que dice el último Informe AROPE (At-Risk-Of Poverty and Exclusion) de 2021: «En España, más de 12 millones de ciudadanos sobreviven en la cuerda floja de la pobreza y la exclusión social. De ellos, 4.5 millones viven en pobreza severa«.

Tras la crisis que nos ha dejado la pandemia de la COVID 19, el perfil de las personas que acuden a los recursos residenciales para combatir el sinhogarismo se ha convertido en muy heterogéneo. Se han sumado personas de perfiles más normalizados de mujeres, hombres y familias que han perdido trabajos y hogares.

Las iniciativas artísticas colaborativas como el proyecto ‘Invisibles’ son una herramienta muy buena para mejorar la integración social, recuperar la participación en la sociedad de estas personas y visibilizar la problemática social del entorno en el que vivimos.

La muestra ‘Invisibles’ permanecerá abierta en el segundo piso de la Fundación Sa Nostra (Calle Concepció, 12 de Palma) hasta el 25 de febrero. El horario de visitas es de lunes a viernes de 10:30 h a 13:30 h y de 17:00 ha 20:00 h (sábado, domingo y festivos cerrado).

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Testimonios de Proyecto Encuentro Acoge

Os dejamos algunos testimonios de personas que colaboran con Proyecto Encuentro Acoge:

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A lo largo del mes me acuerdo en muchas ocasiones de las personas que he conocido en las calles. Cuando llueve, cuando compramos algo que no necesitamos, cuando mis hijas me dicen que tienen hambre por merendar un poquito más tarde.

Qué se debe sentir cuando pierdes tu casa por no poder pagar la hipoteca y te ves en la calle…

El Proyecto Encuentro ha cambiado mi vida. Cada vez que salgo a la calle me despiertan más respeto y pienso que ellos sí que lo tienen difícil  …. No podemos mirar hacia otro lado. Tenemos que mirarles a los ojos, con mucho respeto.

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El Proyecto Encuentro ha sido para mi respuesta a un anhelo que tenía en el corazón desde hace tiempo. Muchos viernes cuesta salir de uno mismo para recorrer las calles de Madrid en busca de los que están viviendo en la calle, pero en cuanto te pones a hablar con personas como Santiago o Krystoph uno se da cuenta de que merece la pena. 

Si me paro a pensar en qué me ha sorprendido mas del Proyecto es en la respuesta de los que están a mi alrededor. 

Por ejemplo, para la campaña de navidad decidimos hacer algo especial, en vez de llevar los “picnics” típicos llevamos mochilas equipadas con ropa de abrigo, comida y dulces navideños. Yo pedí ayuda a amigos y familiares para conseguir el mayor número de mochilas posibles, sin darme cuenta, mi casa se llenó de mochilas. Llegué a contabilizar 30 mochilas, fue realmente increíble ver que la sociedad si que se implica en los problemas de los otros, tan sólo se necesitan pequeños empujones. 

Animo a todo el que quiera a venir algún viernes o aun mejor a salir al encuentro de todas las personas que viven en la calle en su propio barrio.

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El Proyecto Encuentro ha sido para mi un cambio en mi estilo de vida, aprendiendo a apreciar lo que tengo y a vivir con lo que realmente necesito. 

Ha sido un aprender a salir de mi para entender al otro, la sociedad y mi país. 

He aprendido a entender que la impotencia de no poder hacer nada se puede vencer empezando a hacer algo tan mínimo como escuchar, regalar mi tiempo, estar disponible… 

Ojala contagiemos a muchos más para poder llegar a más calles y quién sabe acabar con estas situaciones… 

¡Que aquellos que siempre fueron invisibles para todos empiecen a ser visibles! 

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Para mi el proyecto encuentro esta suponiendo una vivencia muy profunda.

Ya desde antes de partir los viernes, es un auténtico regalo contar con toda la familia preparando los sandwiches junto a los peques de 3 y 4 años, que sin saber muy bien lo que hacemos, van siendo conscientes desde su más tierna infancia del valor de COMPARTIR la comida con aquellos que viven en las calles y NO tienen comida.
También el encuentro de todos en el Santuario pidiendo a nuestra Madre su bendición y que Ella sea nuestra Reina en el encuentro con las personas más pobres, es todo un estímulo y una fuerza impresionante; que nos hace que, aunque llueva, haga frío o estemos cansados, salgamos con el corazón henchido de amor y fuerza por la misión.
Cada día que nos encontramos con nuestros «amigos» de cada mes, vamos reconociendo en sus caras la alegría del que ya te conoce, ya tiene un nombre…. Y hasta un gran hueco en tu corazón.

Del frío pasamos al «calor» en nuestra alma. Y puedo decir con toda sinceridad que para mi: Amparo, José Luis, Agustín…. han pasado a ser mis » héroes»; esas personas a las que admiras porque yo no me sentiría capaz de poder vivir así y encima con esas sonrisas.

Y ellos son los más pobres, los más pequeños… O quizás los más grandes, porque no necesitan Nada para vivir, y SI nos necesitan a todos.

¡Os agradecemos de corazón vuestras palabras!

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