Nuestra fortaleza se basa en las rutas de acompañamiento que se realizan de forma semanal o quincenal (según localización).

Nos juntamos los voluntarios y nos dividimos en grupos de 2 o 3 personas para ir a recorrer los diferentes puntos de nuestra ciudad y visitarlos en sus lugares. Acudimos con algo que ofrecer de comida para iniciar un primer acercamiento, poniendo el hincapié en el tiempo compartido y la escucha para que a través de ella conozcamos sus historias y podamos ser puentes con los diferentes recursos sociales.

El tiempo regalado lo marcan ellos, nuestra tarea no es dar sino estar. Y este vínculo que se genera en cada ruta y que se repite con asiduidad, hace que podamos caminar con ellos y acompañarlos en su proceso de reinserción. 

En estas rutas conocemos historias de salud mental, desarraigo, adicciones, inmigración… y desde el conocimiento de ellas podemos ponernos en contacto con centros de drogodependencia, centros médicos, trabajadores sociales, trámites legales, etc para ir caminando con ellos hacia una vida digna, libre y autónoma que les permita ser parte activa de nuestra sociedad.